
6) El cristianismo y la revolución
Con el cristianismo son la alternancia de exaltación y de angustia, de suplicios y de orgías los que constituyen la vida religiosa. Los cristianos magnifican a Dios porque ha entrado en el juego cruento de la vida social, ha despeñado a los ricos de lo alto de su grandeza y exaltado a los miserables.
El culto es un epifenómeno del odio sin medida que divide a los hombres, Cristo decía que había venido a dividir, no a reinar, la religión no busca hacer desaparecer la calamidad humana, sino que se encenaga en una inmundicia indispensable a los tormentos extáticos.
El sentido del cristianismo viene dado por una orgía agonística (de lucha) mental practicada a expensas de la lucha real.
La humillación cristiana no es más que un episodio de la lucha histórica de los innobles contra los nobles, de los impuros contra los puros, en la agitación histórica. Sólo la palabra revolución comporta promesas que responden a las exigencias ilimitadas de las masas.
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